Tuesday, September 15, 2009

A destiempo

La guerra es a destiempo y yo estoy sentada en primera fila
No puedo medir mis pulsaciones
No tiene sentido
No conozco al enemigo
No conozco el terreno, ni las armas
Los daños serán colaterales
Voy a apagar la luz de la ciudad
Dejaré encendida una calle desierta
Y cerraré los ojos, a destiempo
No hay a donde llegar
Estoy en paz
Al margen del siniestro
Contigo

Wednesday, August 26, 2009

La cuenta de la luz

Cuando llegué al aeropuerto Lucía me estaba esperando. Mirando desde ese pasillo por donde los que llegan vemos a los que esperan, vislumbré a una mujer de pelo crespo y maquillaje natural que resaltaba sus ojos cubanos, amulatados, demasiado habaneros para ser porteños, demasiado porteños, para ser, aún volver a ser, cualquier otra cosa. Nos fuimos a su casa, ya en Baires no tenía casa yo, era la primera vez que iba a Buenos Aires de visita. Era casi como entrar a la casa de mi infancia, esta vez habitada por otros dueños, un lugar que me perteneció algún día pero que ahora solo podía ver con las manos en los bolsillos, un lugar donde ya no tenía un verdulero donde comprar los tomates, ni un laverap donde lavar mi ropa, ni un placar donde colgarla.

Tampoco iba a otra cosa, iba a presentar mi libro, tal vez asistiría a alguna tertulia si me quedaba tiempo. No quería visitar amigos, cuando te has ido de un lugar sin despedirte, cuando ese lugar aún te duele, cuando han pasado tantas cosas en tu vida y casi casi tienes que empezar de cero, no quieres dar explicaciones. Llegamos a una casa cálida a pesar del frío, -Buenos Aires tiene eso-, un frío que raja las piedras, un frío que hace que te tengas que poner un gorro en la cabeza para que no se te enfríen las ideas. Solté mis cosas en el cuarto que Lucía me había preparado, decorado con sus pinturas como el resto de la casa, y casi inmediatamente salimos a comer, allí cualquier lugar tiene buena comida, hasta los tugurios de mala muerte. Nos fuimos a La Farola en la Avenida Santa Fe, casi llegando a Callao. Me gusta ir a los mismos lugares, me gusta que todo esté allí donde lo dejé. Todo lo que permanece en el mismo lugar donde lo dejamos, de alguna manera nos ha estado esperando. Teníamos cosas que contarnos, pero por muchas que tuviéramos que añadir, siempre era más importante lo que ya estaba dicho. Por eso hablábamos usando tan pocas palabras. Ya sabía yo por correo que se había separado de Arnaldo, pero me faltaba la versión cara a cara, esa con pelos y señales, con ojos y pestañas, café por medio, vino y cigarros, la parte no literaria del asunto, las cruces, las tachaduras, las enmiendas, las erratas. ¿Qué pudo haber pasado con alguien que tuvo el arte de viajar a lo imposible para no darle lugar a frustraciones? Esa persona con la cual ella podía ser ella misma, ese alguien que la quiso una vez tanto que cuando ella quiso un gato, gato fue, una bebida, un orgasmo, un viaje a Buenos Aires, todo eso fue…

- ¿Y… qué pasó con Arnaldo? Pregunté. Ella tomó aire y luego tomó la palabra…
- Tengo que decirte algo. Lo dijo en un tono seco y firme, como se dice solo lo grave y lo definitivo. Y lo tienes que saber por mí y ahora, no sería bueno que te enteraras por otra vía.

Empecé a agarrarme de las patas de la mesa.

- Estoy enamorada, dijo. Un día me metí en un chat, en uno de esos foros del internet, y conocí a una persona que vivía en las afueras, me tomé un tren hasta allí y empezamos una relación que se esfumó en unos días, duró menos que un merengue en la puerta de un colegio. Pero después vino alguien especial, es la persona con la que vivo ahora, el cuerpo me tiembla de solo pronunciar su nombre.

- Pero cuando eso vivías con Arnaldo todavía. ¿Se lo dijiste? ¿Cómo lo tomó?

- Se lo dije, por supuesto que se lo dije, y lo tomó mal, pensó que era un catarro que en siete días se me iba a quitar. Yo recogí mis cosas, le di un abrazo y me fui. A cada rato veo la luz del pasillo que dejó encendida para cuando yo regrese.

En eso sonó su teléfono.

- ¿Le puedo decir que venga? Quiero que la conozcas.

A los veinte minutos apareció Fernanda, con un pelo negro liso y una timidez, como si con ella quisiera ocultar de algún modo su belleza. Su silencio atronador me recordó esa tensa calma que dicen que hay en el mismo centro, en el ojo de los huracanes. Ahí supe que Lucía no se andaba con chiquitas, y pensé, vaya usted a saber por qué, en la cuenta de la luz del apartamento de Arnaldo.

Saturday, July 11, 2009

Silencio

El silencio es un túnel, un vacío, un no lugar
Por eso piensas que no me has dicho nada
Es esa calma que precede la tormenta
Es un sentarse a congelar el tiempo
A pocas horas de lo extraordinario
Es un precipicio
Es la nada llevada en los bolsillos
Es un grito a una distancia posible
Es la respuesta inmediata a una urgencia que no puede esperar
Es un testigo fiel de lo que no pasó

Thursday, June 4, 2009

Atrapada

Tengo un cuento en la memoria, es uno de esos cuentos que se escabulle, un cuento moribundo. Pero tal vez este cuento valga la pena escribirlo, me tiene hace tres días sin salir de la casa, atrapada, presa, es un cuento que no se deja atrapar, pero me atrapa. El tiene mas fuerza que yo, sin duda, me he dado cuenta. No puede ser que lleve tres días frente a la computadora, levantándome sólo para hacer café, o comer algo, que haya empezado a buscar la Teoría del Cuento, y esté leyendo a Horacio Quiroga, a Galdós y a Julito, Cortázar, sólo para ver si ellos me tiran un cabo, me dicen donde buscar. Tal vez el cuento esté debajo de la cama, o en cualquier esquina de la casa, tal vez es un cuento fantasma, tal vez tenga que dejar de pensar en él, o hacerme la loca, tratar de que no se note, como con los hombres, mirarlo de reojo, sólo cuando él no me esté mirando a mí, para que crea que no lo miro, que no me interesa. Porque los cuentos son así, en cuanto saben que te tienen, te dejan, ahí mismitico, plantada, con la ropa puesta, y si te he visto no me acuerdo. He bajado el volumen de todo, para escucharlo, para que se presente, como los muertos, para crearle el ambiente, entonces aguzo el oído, y miro a Perro, que tiene mejor olfato que yo, no vaya a ser que sea él quien lo perciba primero. Me da lo mismo por cual de los once sentidos que tenemos entre Perro y yo, se presente el susodicho, me da lo mismo, más no aparece. Subo el volumen de todo nuevamente, armo una fiesta, con panderetas, con música brasilera, aaaahh lalala lalaralaaaaa lalalalalalaralaaaaaaaaaa, lalalalalararalaaaaaa Brasil, Brasil, brasiiiiiilll, y bien? Nada.
Entonces rezo un mantra, un mantra salvaje, le meto de todo, al mantra, invoco a mis santos más poderosos, le pido a Elegguá que me saque de este celibato intelectual, invoco a todos los seres místicos implicados en mis destinos, con palomas mensajeras, señales de humo y toques de tambor, esgrimo un váculo en el aire, toco campanas, doy cuatro saltos mágicos y bailo desnuda, lucho contra mí misma, me miro en el espejo, tengo las tetas grandes, así se dio cuenta Serrat de que a su techo le hacia falta un poco de pintura, mirando las musarañas. Podría dejarlo todo aquí, en musarañas, más debo decir, que al final el cuento se cimarroneó, pero yo al menos tengo algo que contarles

Tuesday, May 5, 2009

Todos los caminos conducen a Roma


Pasear por Roma de la mano de un romano que sabe lo que dice es extraordinario. Conoces no solo la Roma clásica sino los rincones, los agujeros, los recovecos de los romanos. Las noches de Jazz y batucadas, las mejores pizzas, Maccheroni, Mattarello, el mejor helado, la pasión por Moretti, por La Roma, los nuevos amigos, el mercado, las puteadas hacia Berlusconi, la visión sobre los inmigrados, la mano firme y segura, todo eso y más, se lo debo a un romano. No se lo dije a nadie. Por momentos me sentía fugitiva escapando de un castillo por senderos adoquinados. Cuando me encontré fragmentos del Acueducto Romano, me vinieron a la mente, las ruinas de la Muralla de La Habana, salvando los escenarios. Roma después de verla te despierta la inclinación de juguetear con ella hasta dejarla exhausta. Y no fue el Coliseo, donde mi amigo jugaba de niño con los gatos, ni la Basílica de San Pedro con su altar el Baldacchino, ni el Foro Romano con el Monte Palatino que te mata, no fue eso. Fue la Fontana de Trevi, para la cual no hay palabras, no hay palabras, cero, nada. Mi idea era sumergirme en ella como Anita Ekberg, pero llegué allí, y supe que había llegado a un límite, y no supe donde esconder la vergüenza. Después de entrar al Vaticano, mirar a tu derecha y pararte frente a La Piedad de Miguel Ángel no puedes hacer otra cosa que buscar su historia y abrir la boca y no cerrarla nunca más al enterarte que el artista la esculpió a sus veintitrés años. Es la única obra firmada de él, cinceló su firma al enterarse que se dudaba de su autoría por su juventud.A esa hora te quieres ir corriendo a ver la Capilla Sixtina, cuya bóveda decoró Miguel Ángel, en un conjunto de frescos que narran las nueve historias del génesis. La escena de abajo,(tercera foto), pertenece a la creación de Adam, que dicho por los que saben constituye uno de los más grandes milagros del arte. Pero si son más de las cuatro y es el último día que te queda en Roma, has de dejarlo para la próxima.Y ya que estamos pondré el David de Miguel Ángel, una de las obras maestras del Renacimiento. Está en Florencia, también quedó para la próxima. Como todos lo conocen por delante, lo pongo de espaldas.Esto no termina aqui. Comprenden por qué todos los caminos ...

ya saben.

Friday, April 17, 2009

Despues de ti, con permiso de Julio Fowler

Sentada en el avión escribo el primer pensamiento que me llega mientras tú lees el periódico. Me como las uñas y hago pucheros de añoranza por todo, absolutamente todo lo que quedó atrás. Levanto la vista y veo al chico de ayer, a ese super-respetuoso que perdió el vuelo conmigo y me decía, don't cry, que me acaba de decir: let me tell you something, you are pretty, y después dijo ... Bella! Después de agradecerle y decirle, I am happy, bajo la vista y me digo para mis adentros: "...y de gratis". Y me acuerdo de ti y me temo que a ti hay que asaltarte, despojarte de tu sinfonía de dudas, tenderte una emboscada. Yo necesito aislarme dentro de mi para despertar a una mujer que hay dormida, dejar de actuar condicionada por lo que fui, porque ando con todo. Dicen que las mujeres llevan de un lugar a otro todo lo que les sucede, a veces un vestido a veces un perfume y a veces una herida del pasado, y a veces diria yo que un estilo de vida que no podemos dejar atrás porque no somos tan libres como pensamos. O sea que yo también necesito un asalto.No sé si estoy enamorada, eso tendría que descubrirlo yo o esa otra mujer que me habita. Me he dibujado una vida en la memoria en la que me gustaría bailar contigo, dormir contigo dos o tres veces por semana, salir y llevarte manejando hasta mi cama, meterte entre mis sábanas y darte un masajito donde comienza tu dolor de espalda, aprender a combinar las salsas y los aceites con los vinos y las ensaladas, aprender a hacer una fiesta de cada encuentro, y alejarnos para no entablar batallas/

Friday, March 13, 2009

Pienso, luego, existo

Va mi madre a renovar su licencia de conducción el último día del plazo, por supuesto. La compañera busca en la computadora por su nombre, por su apellido, por la fecha de nacimiento, -la cual era difícil que rezara en alguna parte pues ni mi madre se acuerda exactamente del año en que nació-, la siguen buscando entonces por el número del Ci, y por cuanto santo y seña existe para identificar a la gente en Cuba, y que creen que pasó? No aparece en el sistema. En fin que la única manera que tienen ellos de saber que mi madre era mi madre, era llevando un “Hago Constar” de la Oficina del Carné de Identidad de su municipio. Mi madre tembló porque cualquier trámite allá por mínimo que sea… ya saben, Dios y ayuda.

Al final le explican que no hay problemas con el plazo pues ella comenzó el trámite a tiempo solo que por una incongruencia del destino no aparece en la base de datos. En fin, que va mi madre entonces a la oficina del Carné de Identidad de su municipio, y después de ciertas colas y peripecias le explica a la funcionaria el objeto de su trámite y empieza esta a buscarla en el sistema. Después de unos siete minutos, cuando ya la había buscado por nombre, apellido, fecha de nacimiento, -la cual era difícil que rezara en alguna parte-, el número de Ci y por cuanto santo y seña existe para identificar a la gente en Cuba, que creen que pasó? No aparece en la base de datos.

-Compañera Ud. no aparece en nuestra base de datos

-Como que no aparezco? Busque bien compañera, yo tengo que aparecer en la base de datos, yo vivo en este municipio hace bastante tiempo, además, mire mi CI aquí. Este es mi Carne de Identidad, que me lo entregaron ustedes hace varios años cuando hicieron los carnés nuevos, los de tarjetica.

-Si compañera yo entiendo, pero yo no me puedo guiar por eso, ese es un papelito, y el papel aguanta todo lo que le pongan. Yo me tengo que guiar por lo que dice la base de datos.

-Sí compañera, entiendo, yo solo se lo muestro para que Ud. vea que este carné de identidad existe, y que fue emitido por esta oficina, Ud. misma puede comprobar que no es falso. Y si este carné de identidad existe, y no es falso, y fue emitido por esta oficina, entonces yo tengo que aparecer en esa base de datos.

-Si compañera, pero yo solo me puedo guiar por lo que dice la base de datos.

-Ok compañera, Ud. no tiene forma de agregarme a la base de datos?

-NO compañera, yo no puedo alterar la base de datos.

-Ni aún en el caso de que la base de datos estuviera desactualizada?

-No, es que la base de datos no está desactualizada. Esto no es una desactualización, esto es una omisión y las omisiones, como la misma palabra lo indica, constituyen una falta consistente, una abstención por descuido o negligencia pero que, en definitivas, no deja rastro.

- Eso significa que no hay rastros de que yo existo?

-Exactamente.

- Mire compañera, lo que Ud. me dice no tiene ningún sentido. Como no va a haber rastros de que yo existo si yo tengo una hija?

- No, si yo no le digo que no, yo solo le digo que a los efectos legales Ud. no existe, al menos nosotros no tenemos ninguna constancia. La única manera que yo tengo de agregarla a la base de datos es que Ud. me demuestre que existe.

-Entiendo, entiendo…. Uuuhhhmm, ok. Me da unos días para pensarlo?

Saturday, February 14, 2009

Diatriba contra la soledad

No puedo parar de escribir, sobre todo cartas. El destinatario a veces eres tú, a veces el tiempo, a veces el universo. Mi amigo Julio Fowler que es tan fino, dice que uso un sujeto indeterminado, él dijo exactamente, omitido? Uf, qué culto suena eso…! Pero pensándolo bien, mi SUJETO está omitido, omitidísimo, más yo no desistiré hasta encontrarlo, hasta hacerlo aparecer y tocarlo, hacerlo venir, si yo pudiera de donde estoy hacerte venir…

Y es que en esta soledad posterior a la tormenta estoy como las palmas. Las palmas, dijo Martí, son novias que esperan. Muchas veces, he aconsejado a más de una amiga que hay que saber estar solo y bien. Eso suena muy bonito, pero también he dicho más de una vez que la felicidad es sentarse frente al televisor con alguien que se quiera reír contigo de cualquier tontería que pongan. Por más que me empeñe en volver a reencontrarme, en liberarme, por más que me empeñe en salir sola del bache, por más que me empeñe en aprender a estar felizmente sola, en mi caso no funciona. Más que encontrarme me desencuentro, me pierdo, me desconcentro, me desordeno amor, me desordeno… La felicidad por naturaleza implica vivir en pareja, compartir la sonrisa y olvidarse de los argumentos. La soledad no tiene matices, ni condimentos, y por más que yo quiera, no puedo llenar el espacio que queda, no ya en la cama, ni en la bañera, no puedo llenar el espacio que queda en ese lugar donde va la respuesta, donde va la sonrisa de alguien con pájaros en la cabeza.

La soledad es antinatural, y aún corriendo el riesgo de sonar muy cursi, quiero decir que necesito amar, necesito un cómplice porque al mirarme al espejo veo a un ser esencialmente fiel que necesita a alguien que lo ayude a cometer sus fechorías. La pareja es como ese amigo de la infancia con quien jugaba a esconderme después de tocar las puertas, por solo ver la cara de imbécil que ponían los que ya habían olvidado que un buen día fueron niños. Dijo Juan José Millás: “La soledad es una amputación no visible pero tan eficaz como si te arrancaran la vista y el oído, y así, aislada de todas las sensaciones exteriores, sólo con el tacto y la memoria, tuvieras que reconstruir el mundo que has de habitar y que te habita."

Cuando la soledad te llega por sorpresa, quieras o no has de hacer un recuento. Y entonces elegirla, o aprovecharla para decidir si vas a reorientar tus antenas o si vas a claudicar. Y claudicar no es una opción si no te vas a morir para siempre jamás, como se muere todo el mundo. Si me voy a quedar aquí he de decidir si son más importantes mis mañanas o mis ayeres. He de decidir que hacer con este, mi único escenario y casi, casi morirme y volver a nacer para aprovecharlo sin prisa. Cuando sacas todas esas cuentas te das cuenta de que la plenitud solo se alcanza si tienes con quien compartirla. Dicen que si quieres ser feliz hagas feliz a alguien, ese alguien puede ser mucha gente, pero yo estoy hablando de armar la fibra con la que se teje mi estabilidad emocional, la mía. Mi estabilidad emocional tiene la temperatura de mi mano, y la temperatura de mi mano está influenciada por la de la mano de mi cómplice, ése con quien voy a recorrer las espirales de este mundo, ése que está empezando a tener un nombre y un apellido.

Friday, January 23, 2009

Cuento de hadas

Por qué tendría yo que encubrir estas palabras? Por qué tendría yo que no decir que llovió en mi alma cuando el sentimiento estaba más seco? Por prudencia? Porque no te conozco? Aunque me salga mal tengo que decirlo, ya saben, solo escribiendo soluciono mis batallas. Ahora no puedo recorrer mentalmente el trayecto, ni siquiera me doy cuenta del momento exacto en que pasamos, no sé quien pasó, tú dices que yo, y que alguien dijo algo, y que el otro no escuchó.
Lo que recuerdo es que te vi, yo no buscaba a nadie y te vi…
O tal vez sí, no sé, no estoy segura, no estoy segura ya de nada en este mundo, pero sí recuerdo que pasé tranquila, más tiesa que un palo por tu lado. Eso hago cuando alguien me interesa. Ahí los hombres tendrían un buen tip para saber de mí. A ése, justo a ése que no miro, ése es el elegido. Por eso pasé quieta. Y tú subiste a mi casa y tocaste a mi puerta.
Y yo buscaba el punto de desconexión, el error, el momento exacto en que se descubriera que no buscabas nada, que no había una treta, que estabas confundido, el momento exacto en que te dieras vuelta y siguieras con tu vida y con tus metas. Tenía que haber un error, “no puede estar este hombre tocando a mi puerta”.
Pero eras tú,
y no era un error,
y buscabas algo,
y no te diste vuelta.
Al contrario, apareciste de la nada, y con la justa receta que hizo que yo me diera cuenta de que andaba distraída, o más bien adolorida. Y para el dolor me había puesto una anestesia que me borraba los colores de la vida. Cuando andamos distraídos se producen colisiones que no vemos, la felicidad nos pasa por los lados, choca con nosotros y no la percibimos, no nos damos cuenta. Y aquí pueden suceder varias cosas: o que siga de largo, o que se siente a esperarnos, o que se canse y se vaya, o que suba las escaleras.
Y por eso, porque es benévola por naturaleza, la felicidad subió a mi casa y tocó a mi puerta. Y ahora ando bailando con mi túnica de seda bajo las estrellas que me miran descalzas protagonizar un espectáculo que ni la luna se quiere perder.

Sunday, January 11, 2009

De vez en cuando la vida

La chica que escribía en este blog murió. Para siempre jamás como se muere todo el mundo. Le pasó lo que le pasa a la gente que tiene un dolor fisico muy grande, la persona se desmaya para que el cuerpo no sufra más. El dolor fue tanto que su sistema nervioso se desconectó y ella sintió que la vida le había pasado por encima, que no hay que perder el tiempo haciendo planes, pues ella, la vida, siempre tiene los suyos propios. Le pasó como a ese autor que entregó el alma y se la devolvieron sin la parte de la risa y la felicidad, asi le pasó. Y cuando ella pensaba que la vida le había dado todas las palizas posibles, que ya no quedaba nada, ... desde los destellos de la muerte surgió una luciérnaga solo para que ella supiera que hay algo que protege a todas las cabezas y que el azar es la mano mas segura, que de vez en cuando la vida también nos besa en la boca y en una curva peligrosa, nos pone algo delante que tampoco estaba en los planes, nos pone una zancadilla, y las piernas nos vuelven a temblar incluso aunque llevemos puesta una gorrita de camuflaje.