Tuesday, May 5, 2009

Todos los caminos conducen a Roma


Pasear por Roma de la mano de un romano que sabe lo que dice es extraordinario. Conoces no solo la Roma clásica sino los rincones, los agujeros, los recovecos de los romanos. Las noches de Jazz y batucadas, las mejores pizzas, Maccheroni, Mattarello, el mejor helado, la pasión por Moretti, por La Roma, los nuevos amigos, el mercado, las puteadas hacia Berlusconi, la visión sobre los inmigrados, la mano firme y segura, todo eso y más, se lo debo a un romano. No se lo dije a nadie. Por momentos me sentía fugitiva escapando de un castillo por senderos adoquinados. Cuando me encontré fragmentos del Acueducto Romano, me vinieron a la mente, las ruinas de la Muralla de La Habana, salvando los escenarios. Roma después de verla te despierta la inclinación de juguetear con ella hasta dejarla exhausta. Y no fue el Coliseo, donde mi amigo jugaba de niño con los gatos, ni la Basílica de San Pedro con su altar el Baldacchino, ni el Foro Romano con el Monte Palatino que te mata, no fue eso. Fue la Fontana de Trevi, para la cual no hay palabras, no hay palabras, cero, nada. Mi idea era sumergirme en ella como Anita Ekberg, pero llegué allí, y supe que había llegado a un límite, y no supe donde esconder la vergüenza. Después de entrar al Vaticano, mirar a tu derecha y pararte frente a La Piedad de Miguel Ángel no puedes hacer otra cosa que buscar su historia y abrir la boca y no cerrarla nunca más al enterarte que el artista la esculpió a sus veintitrés años. Es la única obra firmada de él, cinceló su firma al enterarse que se dudaba de su autoría por su juventud.A esa hora te quieres ir corriendo a ver la Capilla Sixtina, cuya bóveda decoró Miguel Ángel, en un conjunto de frescos que narran las nueve historias del génesis. La escena de abajo,(tercera foto), pertenece a la creación de Adam, que dicho por los que saben constituye uno de los más grandes milagros del arte. Pero si son más de las cuatro y es el último día que te queda en Roma, has de dejarlo para la próxima.Y ya que estamos pondré el David de Miguel Ángel, una de las obras maestras del Renacimiento. Está en Florencia, también quedó para la próxima. Como todos lo conocen por delante, lo pongo de espaldas.Esto no termina aqui. Comprenden por qué todos los caminos ...

ya saben.