Monday, June 23, 2008

Buenos Aires

Buenos Aires supo ser una gran ciudad y se quedó con la costumbre, y nos dejó a todos, incluso a los que llegamos tarde con ese sabor de los cafés más elegantes, de los olores más sublimes en los momentos más tempranos.

Buenos Aires tiene un pedigree inalterable, ella camina inconsciente y sale invicta, solvente, ausente de los enojos y de los antojos, al margen de las contiendas, porque todo es corregible, transitorio, fluctuante, todo comienza en Buenos Aires.

Buenos Aires es una coartada perfecta, un crimen organizado, un divorcio, una rabieta, un secuestro voluntario. Y pensándolo bien, aún cuando se trata de su historia, Buenos Aires tiene tambien aires nuevos e inesperados, un dia nos levantamos con las vacas gordas y el otro con el dinero secuestrado. Entonces nos quedamos sin argumentos y ahí comprendemos que Buenos Aires no es un tango, es un bolero, no es una ola, es su espuma, es un segundo comienzo, es una segunda luna.

Sunday, June 8, 2008

Los cuarenta

Siempre escuché que los cuarenta años se celebran de una manera distinta. La gente que incluso no celebra normalmente su cumpleanos celebra los cuarenta con entusiasmo. Yo estoy en mi año número cuarenta y por fin entiendo la magnitud del acontecimiento. Lo que marca la diferencia entre lo que eramos antes de los cuarenta y lo que somos despues, es que antes pensábamos en todo lo que nos rodeaba como un ente superior al cual debíamos adaptarnos, pensábamos que debíamos dar, que debíamos hacer cosas para que esos entes superiores nos aceptaran.

Estoy viviendo cada día de este año como un descubrimiento, he cometido la osadía de saber lo que quiero y lo que no quiero, he vivido lo suficiente como para atreverme a poner completamente en orden mis prioridades, y cuando uno hace eso se convierte en una persona imperturbable capaz de descartar todo aquello que le molesta. Creo que he dado bastante, que es hora de recibir, no creo que tenga que hacer nada para adaptarme. Me he asumido totalmente como ese objeto preciado que soy, una persona maravillosa que ha alcanzado la estatura de la vida y eso me convierte tambien en una persona peligrosa, encierro en mi el peligro potencial de haber aprendido a decir que No.

Debi haberlo aprendido antes. Probablemente alguna gente que me lee pensara que para decir que no no hay que cumplir cuarenta anos. Pues bien, vean que clase de tarada he sido que recien ahora es que estoy aprendiendo a quedar bien conmigo misma en primer lugar, algo para lo cual hay que tener mucho carácter.

Y no es que tenga todos los capitulos cerrados, de hecho se han abierto temas en mi vida que me obligan a empezar de nuevo. Tampoco es que no tenga mas dudas, las dudas son ejercicios mentales que nos obligan a tener algo que celebrar cuando cumplimos cuarenta años. La duda cambia y se multiplica. Cuantas veces hemos estado ante el telefono, con la duda de hacer o no hacer esa llamada. Antes no la hacíamos por orgullo pueril, ahora tenemos la madurez de hacerla porque sabemos que tambien es bueno tomar la iniciativa o mostrarse fresca y libre de rencores despues de un momento de tensión. Sin embargo, no la hago, no la haré porque uno aprende tambien a dejar enfriar las cosas, a no seguir el primer impulso, a dejar que el tiempo diga lo que el otro no quiere decir.

El tiempo es magico, y no pasa por gusto, el tiempo suele hacer algunas de estas dos cosas con su huella implacable: o lo cura todo, y no precisamente de un plumazo; o te ayuda a perder de una manera virtuosa, que para todo, absolutamente para todo en esta vida, hay que tener clase.