Thursday, November 13, 2008

Donde pueda latir

Me dijeron mátalo, destrúyelo, destrózalo,
tíralo, lánzalo,
quémalo, rómpelo.
Pero no puedo
No siento el piso debajo de mis pies, no siento el aire, no tengo sueños, no tengo planes, no sé si estoy aquí o en alguna otra parte.Y me pregunto qué fuerza es esa que es más fuerte que yo, que el dolor y que la rabia, que me invita a esperarte, que me engaña.
No estoy pensando bien.
Hay un sexto sentido, hay un último instinto y lo voy a seguir, voy a dejarme llevar por mi conciencia, que sufre hoy una especie de amnesia provocada, o todo lo contrario. Quizá en vez de olvidar lo que ha pasado, recuerde lo que ha pasado, y entonces me de cuenta de que en vez de abrirme nuevas puertas, necesite regresar a los lugares donde he estado, y a donde no volveré sin ti. Alguien dijo: “nunca volveré a los lugares donde fui feliz.”
Hay que aprender de las derrotas. Hay que saber aguantar los aguaceros de la vida, del dolor se aprende, definitivamente. Yo he aprendido a conocerme. Dicen que el dolor limpia de todo lo superfluo y va dejando lo esencial, pero yo hablo del dolor, de ese que te hace bajar, descender a una dimensión en la que casi no puedes respirar.
Lo que pensé que eran mis partes oscuras resulta que no son oscuras, son claras, y mis sueños convergen en el mismo lugar donde convergen mis miedos. El orgullo hay que saber dosificarlo, hay que saber reorientar las antenas y poner el alma donde más uno la sienta, y el corazón donde pueda latir.
O morir.

4 comments:

v@le said...

Kati, a veces pienso que dejar un comentario sería arruinar tus escritos que son una delicia...pero vamos! a reorientar las antenas y VIVIR!!!!! Un abrazote!!!

Natiz said...

Creo que siempre va a luchar para latir... aunque este maltrecho, aunque tenga dolor, aunque sienta angustia, aunque creas que no tiene razon... siempre va a latir por vos!

Te mando un abrazo y espero que estes bien... Besos!

iolanda said...

No lo mates, no lo destruyas, no lo rompas. Fuiste feliz? entonces valió la pena, aunque haya habido un final. Nuestra principal fuente de infelicidad en la vida es no admitir en que todo, absolutamente todo, tiene un principio y un final. Y que el destino es el único responsable de poner ese punto y final.
Besos,
Iolanda

charoglez said...

Yo nunca vuelvo a los sitios en los que he sido feliz. Con los años he descubierto que la felicidad son pequeños instantes que le robamos a la vida. Esos instantes los atesoró como un bien preciado. Pero también he descubierto que la felicidad va contigo. La tienes que encontrar tu, y basarla en tí, no la has de supeditar a los demás. Se que suena egoista, lo se, pero en mi caso ha sido así.
Ánimo. Pasará.
charo